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Ana María de Lazo

Universalización y Democratización de la Educación

UNIVERSALIZACIÓN Y DEMOCRATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN

I.                    DEFINICIÓN DEL TEMA

Desde que fue firmada por la mayoría de estados miembros de las Naciones Unidas la Declaración Universal de Derechos Humanos, a la fecha surge la siguiente pregunta: ¿habrán realizado los gobiernos su mejor esfuerzo por cumplir el compromiso adquirido de universalizar y democratizar la educación? Dado que en esta declaración, el artículo 26 manifiesta que: “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental…”, es preciso preguntar entonces:

 ¿Qué tan lejos se encuentra  nuestro país de la universalización de la educación?

De acuerdo al Informe de la UNESCO sobre la Educación para Todos en el Mundo, “Llegar a los marginados”,  nos hallamos en una encrucijada, o bien continuamos como si no hubiera ocurrido nada y corremos el riesgo de arruinar los progresos considerables logrados en el último decenio, o bien hacemos que la crisis constituya una oportunidad para crear sistemas educativos sólidos capaces de fomentar la integración y poner un término a todas las formas de marginación. Los avances conseguidos desde que se adoptaron las metas de la Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio son innegables: se han dado grandes pasos hacia la universalización de la enseñanza primaria, se ha incrementado el número de estudiantes en la enseñanza secundaria y superior, y en muchos países se ha conseguido la igualdad entre los sexos en los sistemas educativos, pero subraya que todavía queda un largo camino por recorrer. En efecto, en el mundo hay todavía 72 millones de niños que se ven privados de su derecho a recibir educación por el mero hecho de haber nacido en una región o en una familia desfavorecidas. Son millones los jóvenes que salen de la escuela sin haber adquirido la capacitación necesaria para integrarse con éxito en la población activa y, además, a uno de cada seis adultos del mundo se le deniega el derecho a aprender a leer y escribir.[1]

Según el mismo informe, los gobiernos no logran tratar las causas profundas de la marginación en la educación. El nuevo conjunto de datos sobre la penuria de educación y la marginación en la educación pone de manifiesto el grado de exclusión en ochenta países.

En veintidós países, el 30%, o más, de los adultos jóvenes han cursado menos de cuatro años de estudios, y ese porcentaje se eleva a un 50%, o más, en once países del África Subsahariana.

En veintiséis países, el 20%, o más, los adultos jóvenes han cursado menos de dos años de estudios, y ese porcentaje se eleva a un 50%, o más, en algunos países como Burkina Faso y Somalia.

Las desigualdades se acumulan a menudo y agravan el riesgo de marginación. En Turquía, el 43% de las niñas de las familias más pobres de habla kurda cursan menos dedos años de estudios, cuando el promedio nacional es del 6%, y en Nigeria el 97% de las niñas pobres de habla hausa reciben también menos de dos años de educación.

La inacción contra las desigualdades, la estigmatización y las discriminaciones emanadas del nivel de ingresos, la desigualdad entre los sexos, la etnia, el idioma y la discapacidad están retrasando los progresos hacia la Educación para Todos.

En relación a este informe, el Lic. Felipe Rivas Villatoro[2] expone que si las tendencias que hemos visto persisten, en 2015,  habrá sin escolarizar unos 56 millones de niños en edad de ir a la escuela primaria, y así mismo:

•       Actualmente están sin escolarizar unos 71 millones de adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de secundaria.

•       Las disparidades entre los sexos siguen profundamente arraigadas: en 28 países en desarrollo, por cada 10 varones escolarizados en primaria, hay todavía menos de nueve niñas que van a la escuela.

•       Las mujeres siguen representando todavía el 54% del total de niños sin escolarizar, y las que no están escolarizadas tienen muchas más probabilidades que los varones de no ir nunca en su vida a la escuela.

•       Se van a necesitar en todo el mundo más de 10 millones de docentes suplementarios para lograr el objetivo de universalizar la enseñanza primaria de aquí a 2015.

•      Han sido escasos los avances hacia el objetivo de reducir a la mitad el analfabetismo de los adultos: todavía 759 millones de personas en el mundo que no saben leer ni escribir, y dos tercios de ellas son mujeres.

El Salvador, de igual manera tiene mucho camino por recorrer para alcanzar la meta establecida, ya que de acuerdo al censo educativo 2007:

*  En educación, de los 433 mil 576 infantes de cero a tres años, menos del 2% recibe atención estatal.

*  En parvularia sólo se cubre al 51% del total de cuatro a seis años; es decir que existen más de 190 mil infantes sin cobertura.

* La inversión promedio por alumno es de la más baja del sistema, aproximadamente 222 dólares por estudiante. Esto responde a las limitantes de inversión educativa nacional que representa el 18.3% del gasto público total y el 2.9% del PIB.

*  Aún persisten diferencias importantes de género, ingresos y área geográfica. Las mujeres representan el 20% de analfabetismo y en el área rural sigue siendo el indicador más elevado (29%). Es importante mencionar que desde 1992 hasta 2007, la reducción ha sido de ocho puntos porcentuales a nivel nacional y 10 en el área rural. Asimismo, la escolaridad promedio en personas de 15 años y más es de 6.5 grados y en el área rural de 4.2%.

En vista de las estadísticas, El Salvador, a través del Ministerio de Educación, se encuentra desarrollando el Plan Social Educativo “Vamos a la Escuela”, en el cual se propone un modelo que agrupa   programas insignia, entre los que está la educación inclusiva, cuya concepción es brindar oportunidades equitativas de aprendizaje a niños, niñas y jóvenes independientemente de sus diferencias sociales, culturales y de género así como sus diferencias en las destrezas y capacidades. La inclusión de la diversidad de la educación supone la eliminación de las barreras institucionales, pedagógicas, curriculares y culturales que excluyen o discriminan. Una inclusión exclusiva se logra mediante la generación de ambientes inclusivos basados en el respeto, la comprensión y la protección de la diversidad.

El origen de la idea de inclusión se sitúa en el foro internacional de la Unesco que ha marcado pautas en el campo educativo en el evento celebrado en Jomtien en 1990 en Tailandia, donde se promovió la idea de una Educación para todos, que ofreciera satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje al tiempo que desarrollara el bienestar individual y social de todas las personas dentro del sistema de educación formal. En la conferencia internacional de 1994 que concluye con la llamada Declaración de «Salamanca», se produce una amplia adscripción a esta idea entre los delegados y se pone énfasis la urgencia de impartir la enseñanza a todos los niños, jóvenes y adultos, con y sin necesidades educativas especiales dentro un mismo sistema común de educación. La resolución de Salamanca generaliza la inclusión como principio central que ha de guiar la política y la práctica de la construcción de una educación para todos.

Una crítica frecuente a la pedagogía inclusiva se basa en el temor de que los alumnos mejor dotados quedarían atrás y no serían suficientemente estimulados por el sistema inclusivo. Sin embargo diversos estudios han demostrado estadísticamente que la diversidad no sólo favorece a los más débiles, sino que también los alumnos "mejor dotados" obtienen amplio provecho de ella. Así lo demuestran los estudios realizados en torno al programa de valoración internacional de estudiantes realizado por la OCDE.

Con base en lo anterior, este proyecto pretende dar una propuesta de política pública que ayude a desarrollar procesos que enfrenten el problema disminuyendo la brecha que separa al Estado de su compromiso señalado en el art. 53 de la ley primaria: El derecho a la educación y a la cultura es inherente a la persona humana; en consecuencia, es obligación y finalidad primordial del Estado su conservación, fomento y difusión.

 

II.                  BASE TEÓRICA

Actualmente se habla de educación inclusiva en todos los países del mundo, y es por ello que ha surgido una serie de definiciones para dicho tema, En un concepto teórico de la pedagogía la inclusión hace referencia al modo en que la escuela debe dar respuesta a la diversidad. Es un término que surge en los años 90 y pretende sustituir al de integración, hasta ese momento el dominante en la práctica educativa. Su supuesto básico es que hay que modificar el sistema escolar para que responda a las necesidades de todos los alumnos, en vez de que sean los alumnos quienes deban adaptarse al sistema.

La UNESCO por su parte establece que una educación inclusiva y de calidad se basa en el derecho de todos los alumnos a recibir una educación de calidad que satisfaga sus necesidades básicas de aprendizaje y enriquezca sus vidas. Al prestar especial atención a los grupos marginados y vulnerables, la educación integradora y de calidad procura desarrollar todo el potencial de cada persona ya que objetivo final es terminar con todas las modalidades de discriminación y fomentar la cohesión social.

La educación inclusiva se presenta como un derecho de todos los niños, y no sólo de aquellos calificados como con necesidades educativas especiales. No sólo postula el derecho a ser diferente como algo legítimo, sino que valora explícitamente la existencia de esa diversidad. Se asume así que cada persona difiere de otra en una gran variedad de formas y que por eso las diferencias individuales deben ser vistas como una de las múltiples características de las personas. Por lo tanto, inclusión total significaría la apuesta por una escuela que acoge la diversidad general, sin exclusión alguna, ni por motivos relativos a la discriminación entre distintos tipos de necesidades, ni por motivos relativos a las posibilidades que ofrece la escuela.

El  concepto de educación inclusiva es más amplio que el de integración y parte de un supuesto distinto, porque está relacionado con la naturaleza misma de la educación regular y de la escuela común. La educación inclusiva implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se trata de un modelo de escuela en la que no existen "requisitos de entrada" ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo, para hacer realmente efectivos los derechos a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación.

La educación inclusiva supone también un modelo de escuela en el que los profesores, los alumnos y los padres de familia participan y desarrollan un sentido de comunidad, tengan o no discapacidades o pertenezcan a una cultura, raza o religión diferente. En este modelo, los profesores ordinarios y los profesores especialistas o de apoyo trabajan de manera conjunta y coordinada dentro del contexto natural del aula ordinaria, favoreciendo el sentido de pertenencia a la comunidad y la necesidad de aceptación, sean cuales fuesen las características de los alumnos.

De esta manera, la escuela inclusiva forma parte de un proceso de inclusión más amplio; supone la aceptación de todos los alumnos, valorando sus diferencias; exigiendo la transmisión hacia nuevos valores en la escuela; implica incrementar la participación activa (social y académica) de los alumnos y disminuir los procesos de exclusión; supone crear un contexto de aprendizaje inclusivo desarrollado desde el marco de un currículo común; exige una profunda reestructuración escolar que debe ser abordada desde una perspectiva institucional; es un proceso inacabado, en constante desarrollo.

Algunas diferencias esenciales entre integración e inclusión son las siguientes:

1.       La integración se basa en la normalización de la vida del alumnado con necesidades educativas especiales. La inclusión plantea el reconocimiento y valoración de la diversidad como una realidad y como un derecho humano, esto hace que sus objetivos sean prioritarios siempre.

2.       La integración se centra en el alumnado con necesidades educativas especiales, para los que se habilitan determinados apoyos, recursos y profesionales, mientras que la inclusión se basa en un modelo socio-comunitario en el que el centro educativo y la comunidad escolar están fuertemente implicados, lo que conduce a la mejora de la calidad educativa en su conjunto y para todo el alumnado.

3.       La integración propone adaptaciones curriculares como medidas de superación de las diferencias del alumnado con necesidades especiales; la inclusión propone un currículo inclusivo, común para todo el alumnado, en el que implícitamente se vayan incorporando esas adaptaciones.

4.       La integración supone, conceptualmente, la existencia de una anterior separación o segregación. La inclusión supone un sistema único para todos, lo que implica diseñar el currículo, las metodologías empleadas, los sistemas de enseñanza, la infraestructura y las estructuras organizacionales del sistema educacional de tal modo, que se adapten a la diversidad de la totalidad de la población escolar que el sistema atiende.

Más que ser una cuestión marginal relativa a cómo algunos educandos pueden ser integrados en el sistema educativo regular, el enfoque de educación inclusiva busca transformar los sistemas educativos y los entornos de aprendizaje para dar respuesta a la diversidad de los educandos. Una educación de calidad es entonces una educación inclusiva, puesto que tiene como finalidad la plena participación de todos los educandos.

El desafío principal consiste en asegurar que el concepto de inclusión educativa se refleje en las políticas de cada país y de los organismos de financiación, para ello se debe manejar el concepto de “Escuelas Inclusivas” la cual debe ser un instrumento para la igualdad de oportunidades para todos, además de un espacio de integración social, donde se conoce, comparte y convive con personas provenientes de otros grupos sociales, y se aprende a respetar y valorar al diferente. La escuela debe ser el espacio privilegiado, en el que todos aprenden a convivir con los otros, y en el que cada uno tiene la oportunidad de desarrollar al máximo sus capacidades de aprendizaje.

Para lograr esta finalidad, la escuela tiene que manejar el difícil equilibrio de proporcionar una cultura común a todos los alumnos evitando la discriminación y desigualdad de oportunidades, respetando al mismo tiempo sus características individuales, sociales, lingüísticas y culturales. Siendo este uno de los avances más importantes del concepto de necesidades educativas especiales pues pone énfasis en lo que la escuela puede hacer para compensar las dificultades del alumno, ya que desde este enfoque se considera que las dificultades de aprendizaje, sea cual sea el origen de las mismas, tiene un carácter interactivo dependiendo tanto de sus características personales como de la respuesta educativa que se le ofrece.

Sin embargo, hay que destacar que uno de los principales temores respecto a la educación inclusiva es que el resto de los niños aprendan menos o más lentamente por la presencia en las aulas de niños con discapacidad. Otra de las principales preocupaciones está relacionada con el funcionamiento de la escuela regular: clases muy numerosas, mayores exigencias, enseñanza muy rígida y homogeneizadora. Obviamente, la integración implica que se produzcan cambios profundos en el currículo, la metodología y la organización de las escuelas, de forma que creen las condiciones necesarias para que todos los alumnos, sin excepción, participen y tengan éxito en su aprendizaje. Finalmente se argumenta que la inclusión requiere una serie de recursos materiales y humanos, que no siempre están disponibles. Es cierto que se requieren una serie de recursos, humanos y materiales de carácter especializado, pero no siempre es necesario aumentar los recursos sino utilizar de forma distinta los ya existentes; conscientes que el desarrollo de una educación inclusiva implica cambios en el ámbito del sistema y de las políticas educativas, en el funcionamiento de las escuelas, en las actitudes y prácticas de los docentes y en los niveles de relación de los distintos actores.

La necesidad de que la escuela ofrezca respuestas educativas coherentes con las necesidades de los alumnos que a ella llegan, supone la adopción de planteamientos organizativos flexibles que propicien el cambio y la innovación en los centros educativos en razón de su propio contexto y de su cultura. Desde esta perspectiva, la organización escolar y la respuesta a las necesidades educativas especiales están en obligada interacción y su relación se plantea de manera bidireccional. Por una parte, la organización del centro ofrece una serie de condiciones que favorecerán o dificultarán la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales. Por otra, el propio proceso de inclusión de los alumnos con necesidades educativas especiales implica cambio organizativo en los centros.

Para el desarrollo de una educación inclusiva es imprescindible generar cambios en políticas, normativas y los sistemas educativos existentes, que recaen en la responsabilidad del estado para garantizar la igualdad de oportunidades y asegurar las condiciones básicas de funcionamiento de las escuelas en términos de recursos humanos, materiales y didácticos, de forma que puedan atender la diversidad de su alumnado. Por lo que el desafío importante es lograr una mayor equidad en la distribución y la calidad de la oferta educativa que asegure la igualdad de oportunidades de los niños que por sus condiciones individuales, sociales o culturales se encuentran en situación de desventaja. Por supuesto es necesaria una mayor flexibilidad y diversificación de la oferta educativa dentro de las propias instituciones, ofreciendo distintas propuestas y alternativas en cuanto al currículo, las situaciones de aprendizaje, los materiales y procedimientos de evaluación.

José Antonio Torres González, catedrático del Departamento de Pedagogía de la Universidad de Jaén y director de la Revista de Educación Inclusiva, manifiesta que “Los alumnos con dificultades de aprendizaje no son un problema, sino un medio para perfeccionar nuestra práctica, pues no se trata de buscar enseñanzas especiales para alumnos especiales, sino una enseñanza y un aprendizaje eficientes para todos.

A su vez destaca que además de que la inclusión exige una restructuración escolar y un abordaje desde una perspectiva institucional, el papel que juega el profesor es el de organizador de la interacción de cada alumno con el objetivo de generar conocimiento en donde la tarea se concibe como una mediación para que toda la actividad que se lleve a cabo resulte significativa y estimule el potencial de cada uno de los alumnos en un trabajo cooperativo, y entre estos y el profesor correspondiente. Estaríamos hablando de un perfil deseable de los docentes como profesionales capaces de analizar el contexto en el que desarrollan su actividad, de dar respuesta a una sociedad cambiante, y de combinar la comprensividad de una enseñanza para todos con las diferencias individuales, de modo que se superen las desigualdades; fomentándose al mismo tiempo, la diversidad latente en los sujetos.

En este sentido se entiende que los profesores deberán estar capacitados para observar y reflexionar sobre la propia práctica y la de sus compañeros; desarrollar procesos de autoevaluación y reflexión compartida, evaluar críticamente, no sólo el proceso educativo sino su propia actuación como docente; innovar e investigar, en la búsqueda de respuestas adecuadas a las demandas y necesidades de los alumnos, a sus necesidades como profesionales y, en definitiva, a las necesidades de la escuela como institución abierta a la innovación y al cambio; se trataría en definitiva de lograr profesores analíticos, reflexivos y críticos, con una actitud positiva para dinamizar el proceso de inclusión.

De esta forma, la educación inclusiva se catalogará como un servicio, no un lugar, y los servicios están integrados en las rutinas diarias y la estructura de clase, el medio ambiente, programas de estudios y estrategias, y presentada a los estudiantes, en lugar de sacar al estudiante para satisfacer sus necesidades individuales; la generación de este cambio tiene como requerimientos básicos:

  1. Fortalecer los apoyos y servicios para el estudiante.
  2. Programas de educación individualizada.
  3. Desarrollo profesional para todos los profesores implicados.
  4. El desarrollo profesional en las áreas de aprendizaje cooperativo, la tutoría, programas de estudios de adaptación.
  5. La colaboración entre padres, maestros y administradores.
  6. Una financiación suficiente para que las escuelas puedan desarrollar programas para los estudiantes basados en lo que éstos necesitan y no en la disponibilidad de fondos.
  7. Curso de capacitación y desarrollo personal.

Por supuesto, también es importante recalcar algunos beneficios que puede generar una educación inclusiva a nivel efectivo: aumento de la colaboración del personal escolar; establecimiento de redes sociales; establecimiento de nuevos modelos de conducta para las habilidades académicas, sociales y de comportamiento; un mayor acceso al curriculum general; se promueve el respeto hacia las demás personas, mayor aceptación y reconocimiento de las diferencias individuales; mayor comprensión y aceptación de la diversidad.

A pesar de todos los beneficios que implica la inclusión, se tiene que tener en cuenta que algunos  estudiantes con necesidades especiales no son buenos candidatos para su inclusión debido a su efecto sobre los otros estudiantes. Por ejemplo, los estudiantes con graves problemas de conducta, de tal manera que representan un grave peligro físico a los demás, debido a que la escuela tiene el deber de proporcionar un ambiente seguro a todos los estudiantes y el personal; otros pueden verse  afectados en su aprendizaje, por ejemplo si tiene dificultades de atención severa o trastornos que afectan el procesamiento sensorial que generan una actitud distraída o de aflicción por la presencia de otros estudiantes que trabajan en sus escritorios. La inclusión tiene que ser adecuada a las necesidades únicas del niño.

En este sentido la inclusión explora el constructo social establecido en torno al concepto de discapacidad que se ha creado como consecuencia de los continuos cambios que se producen en los contextos políticos, sociales y económicos y que, con demasiada frecuencia adquieren tintes de marginalidad y discriminación. Si entendemos la educación inclusiva como una educación que proporciona apoyo social e instructivo a todos los estudiantes, y que se centra en construir la interdependencia, el respeto mutuo y la responsabilidad, indudablemente es una perspectiva más justa de la educación.

En el mismo marco de educación inclusiva y los beneficios que traería a una sociedad determinada, en El Salvador Se han visto avances en función de la educación especial, como es el caso del Plan Social Educativo “Vamos a la Escuela”, en el cual se ha contemplado la educación inclusiva como parte de un Sistema Educativo cuya concepción es la de una educación que brindará oportunidades equitativas de aprendizaje a todos los alumnos independientemente de sus diferencias.

También se han tenido Reformas Educativas en función de las Escuelas de Educación Especial tanto en el aspecto administrativo como en el área pedagógica, destacándose como producto de la misma el reordenamiento de la población atendida y la concepción de la  integración escolar, posibilitando el ingreso a escuelas regulares a algunos estudiantes  que reflejaban mayor funcionalidad dentro de éstas. Como parte del cumplimiento de este enfoque de educación inclusiva, ya muchos niños han pasado a la escuela regular mientras que la escuela especial ha quedado para aquellos que tienen discapacidades más severas. Esto en función del mejoramiento de la calidad por lo que el enfoque se fundamenta en el constructivismo, humanismo y compromiso social; y se califica como prioritaria en la educación salvadoreña  a través de la introducción del concepto atención a la diversidad. Es por ello que la calidad educativa de las Escuelas de Educación Especial ha ido mejorando, debido de varios cambios: creación de centros de recursos, educación inicial, ampliación de horarios con implementación de talleres, fortalecimiento de escuela de padres y especialización del trabajo de los docentes.

Con esto se pretende brindar oportunidades de acceso, permanencia y de aprendizaje efectivo en todos los niveles educativos a estudiantes con necesidades individuales especiales o en situación de riesgo social; incorporar y mantener al 100% de los niños con necesidades educativas especiales al sistema educativo y atender al 100% de centros educativos con población escolar en situación de riesgo social.

A pesar de esto, se debe tener en cuenta que parte de los desafíos de la educación para este quinquenio es la integración de niños con necesidades especiales en escuelas regulares y la apertura de servicios en los diferentes niveles educativos del sistema, especialmente en el ámbito rural. Sin olvidar la adecuada formación docente que es fundamental en el avance de la Educación Inclusiva, principalmente en los docentes regulares, quienes si bien están interesados en brindar atención a la diversidad y la integración educativa, desconocen su filosofía y conceptualización. De ahí que no puede pensarse en avanzar significativamente en la integración educativa, hasta que no se progrese en la formación docente. Sin dejar de lado el curriculum y sus respectivas actualización y acomodaciones a las necesidades de manera que sus fundamentos contemplen la atención a la diversidad a través de la equidad e inclusión respetando las diferencias. 

 

III.                FUNDAMENTO JURÍDICO.

Los derechos humanos y en especial el derecho a la educación, tiene hasta nuestros días un amplio desarrollo y reconocimiento formal tanto en instrumentos nacionales e internacionales como la misma Declaración Universal de Derechos Humanos, carta magna de la humanidad, la cual en su artículo 26 señala: “toda persona tiene derecho a la educación…la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana”.

El Salvador en su ley primaria, la Constitución, manifiesta el derecho a la educación en los artículos del 53 al 61 y entre otras cosas señala y reconoce: art. 53. El derecho a la educación y a la cultura es inherente a la persona humana; en consecuencia, es obligación y finalidad primordial del Estado su conservación, fomento y difusión. El artículo 54 agrega algo sumamente importante: el Estado organizará el sistema educativo para lo cual creará las instituciones y servicios que sean necesarios y en el artículo 57 se destaca que la enseñanza que se imparta en los centros educativos oficiales será esencialmente democrática. Como trasfondo de estos artículos es importante citar el artículo 1 de nuestra Carta Magna que en el inciso 3 señala que: “en consecuencia es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social”.

Según los artículos citados anteriormente, en materia del derecho a la educación y en general en la gama de los derechos sociales, el papel del Estado es activo, no pasivo como sucede con los derechos individuales. En materia de educación, éste está obligado a crear condiciones llamémosle materiales o de infraestructura, garantizar la cobertura a nivel nacional especialmente para la niñez, cuidar de la formación docente y de su contratación, controlar la cantidad y la calidad de la educación que se brinda tanto en el sector público como en el sector privado.

En El Salvador, el desarrollo de los principios contenidos en la Carta Magna, se encuentran plasmados en la Ley General de Educación, que en el artículo 1 establece que la educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes, por otra parte, en el artículo 4 encontramos que el Estado fomentara el pleno acceso de la población apta al sistema educativo como una estrategia de democratización de la educación y el artículo 5 reza que la educación parvularia y básica es obligatoria y juntamente con la especial será gratuita cuando la imparta el Estado.

Por otra parte el derecho a la educación de toda persona se reconoce en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este pacto en el articulo # 13 dice lo siguiente: “los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la educación. Convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad…” 

Por otro lado la Ley de Equiparación de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, en su artículo 2, aborda el tema de la educación a personas con necesidades educativas especiales, haciéndolo desde la perspectiva del derecho que tienen estas personas a recibir una educación basada en una metodología adecuada que facilite su aprendizaje, derecho que se extiende al campo de su formación, rehabilitación laboral y profesional, a ser atendida por personal idóneo en su rehabilitación integral y a acceder al sistema de becas educativas. En su artículo 18, se refiere a la obligatoriedad que tiene el Estado de reconocer los principios de igualdad de oportunidades de educación para todas las personas en discapacidad, así como para velar que la educación de estas personas esté integrada al sistema de enseñanza. Por su parte, el artículo 19 habla sobre la posibilidad de que las personas mencionadas puedan integrarse al sistema regular de educación y sobre la obligatoriedad de que los centros educativos cuenten con servicios de apoyo apropiados y condiciones de accesibilidad. También se establece, en el artículo 21, la facilitación del acceso de personas con necesidades educativas especiales, a los centros que cuenten con los recursos idóneos.

Nunca en la historia de la humanidad, como ahora, habían existido tantos derechos reconocidos en diversos instrumentos nacionales o internacionales como actualmente se tienen.

Frente a estos hechos se puede tener dos actitudes: de indiferencia y hacer como que el problema es de otros, del Estado solamente, o, adoptar la actitud a la que todos los ciudadanos salvadoreños son comprometidos por la Constitución de la República en el Artículo 73, inciso 2, al referirse a los deberes políticos de los ciudadanos, los cuales son entre otros: cumplir y velar porque se cumpla la Constitución de la República.

 

IV.                PROPUESTA DE POLÍTICA PÚBLICA

 

Con base en el marco anterior y tomando en cuenta que democratización significa iguales oportunidades para todos, uno de los  grandes desafíos de la educación para este quinquenio es la integración de los niños y niñas menos afortunados y los catalogados como niños con necesidades especiales en escuelas regulares y la apertura de servicios en los diferentes niveles educativos del sistema, especialmente en el ámbito rural.

Medidas concretas:

  • Equiparación tecnológica para el área rural y aquellas instituciones educativas del área urbana, que por algún motivo no cuenta a la fecha con un Aula Informática.
  • Realizar una campaña de concientización en el área rural, para la inclusión de las niñas y niños y niñas con necesidades especiales (cuya condición no requiera una escuela especial) en las escuelas regulares.
  • Formación y capacitación docente de manera permanente.
  • Inversión en infraestructura que permita la inclusión.
  • Adaptación del curriculum hacia una atención individualizada (Formación basada en competencias), pero a su vez que permita la interacción y el trabajo en equipo entre los alumnos y su profesor.
  • Involucramiento de los padres de familia y la comunidad para garantizar el tratamiento de la inclusión fuera de la escuela.

Decisiones sobre la asignación de recursos

  • Se debe superar el porcentaje del PIB (2.9%) que se invierte en educación, por lo menos aumentar un 2% a la inversión actual, de manera que nos podamos acercar a un 5%, que sería el presupuesto mínimo requerido para hacer modificación en la estructura del sistema educativo; la cual es requerida en la implementación de la educación inclusiva.
  • Reforzar las alianzas con países amigos, que estén impulsando la educación en los países en vías de desarrollo.

Marco general de acción:

Se necesita de una política de educación inclusiva que genere cambios estructurales, dentro de los cuales se incluya una adecuada formación docente, principalmente para los docentes regulares, quienes si bien están interesados en brindar atención a la diversidad y la integración educativa, desconocen su filosofía y conceptualización. Sin dejar de lado el curriculum y sus respectivas actualización y acomodaciones a las necesidades de manera que sus fundamentos contemplen la atención a la diversidad a través de la equidad e inclusión respetando las diferencias. Y por último, pero no menos importante, se necesitan cambios significativos en la infraestructura de manera que los niños puedan asistir a una escuela inclusiva en todo el sentido de la palabra, un lugar que les provea de todos los servicios requeridos para una formación académica de calidad.

Público:

  • Los niños y niñas en edad apta para cursar sus estudios en los niveles de parvularia, básica, media y especial; sin tener criterios de selección basados en su religión, raza, cultura, limitaciones físicas y/o mentales.
  • Docentes de los niveles de parvularia, básica y media en formación y capacitación permanente.

Metas (definidos en normas y valores)

  • Cobertura del 100% de todos los niños en edad de educación parvularia, básica, media y especial; tanto en la zona rural como en la urbana.
  • Capacitación del 100% de docentes tanto aptos para atender los niveles arriba indicados, de manera que realicen una entrega de calidad a los estudiantes.

Para finalizar, esta propuesta puede ser una oportunidad para el gobierno de El Salvador, al convertirlo en estrategia para alcanzar el objetivo 2 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el cual establece el compromiso de los Estados miembros, de velar por que, para el año 2015 los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria.



[1] Informe del seguimiento de la EPT en el mundo 2010. UNESCO.

[2]Felipe Rivas, Vicepresidente de la Fundación de Innovación  Educativa Centroamericana (FIECA).