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Ana María de Lazo

ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA EDUCACION FORMAL: FUENTE DE VALORES PARA LA CONVIVENCIA SOCIAL.

“Es preferible  equivocarse en la dirección acertada, que seguir acertando en la dirección equivocada”.

 Frente a la situación de violencia y delincuencia que vive nuestro país, es común escuchar a muchas personas decir que: “esto es por culpa de los derechos humanos”. No se sabe si esta expresión pueda ser producto de una realidad “que nos tiene hasta el cuello” o “con el agua hasta el cuello” o comporte de alguna manera algún tipo de sesgo ideológico todavía como producto del conflicto armado que se vivió hace casi dos décadas en nuestro país, donde los derechos humanos fueron banderas alzadas por uno y otro bando, o simple y sencillamente pueda ser porque estas personas defienden intereses muy particulares.

Independientemente de la razón o no razón que sea (la opinión vertida, no siempre responde a un razonamiento), me parece que este tipo de expresión es una de las peores contradicciones por no usar otra expresión más fuerte.

 Los derechos humanos en su esencia buscan el desarrollo integral de las capacidades humanas sean estas de tipo espiritual, intelectual o material. Esto pasa por el reconocimiento de la altísima dignidad que tiene toda persona humana, sin los derechos humanos no podríamos vivir como seres humanos. Entonces si asumimos como ciertas las afirmaciones arriba apuntadas se estaría dando una contradicción en sí misma en la naturaleza misma de los derechos humanos la cual es la de enaltecer, valorar al ser humano, sin distinción de ningún tipo.

Siguiendo el hilo de la idea inicial, otra contradicción que se suele escuchar hasta la saciedad cuando se plantean soluciones al tema de la violencia o delincuencia en cualquier lugar o espacio en que se esté abordando el tema, es que “el problema se solucionará con la enseñanza de valores en las escuelas, a los niños, adolescentes y jóvenes” ¡brillante solución!, ¡enseñemos derechos humanos entonces!

¿Enseñemos derechos humanos?, para muchos esta respuesta no gustaría seguramente porque: enseñar derechos humanos puede ser un tanto peligroso… porque los chicos se volverán “más rebeldes” pues solo exigirán sus derechos… que hay que andar con cuidado… que  la edad…que no están preparados para que se les hable de eso…etc. etc. Entonces cabe preguntarse  ¿de qué valores hablamos?

Cualquier concepto complejo o sencillo con que nos encontremos nos va a dar una coincidencia al decir que “los derechos humanos son valores, y valores inherentes a cualquier persona humana, son atributos, facultades que tienen todos los seres humanos”[1] y que así como se tienen los derechos se debe ser corresponsable con los deberes: “todos los seres nacen libre e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Reza el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Estos derechos no son etéreos, ni atemporales, deben vivirse cotidianamente, respetándose y valorándose a sí mismo, a la familia, a la comunidad donde se vive y a toda la sociedad.

Los derechos humanos, o si se prefiere los valores están universalmente reconocidos en magnos tratados como la Declaración Universal pero más particularmente nuestra Ley Primaria o Constitución en la parte dogmatica reconoce y por ende protege un catalogo de derechos que le son propios a todo salvadoreño. Esta Ley, al referirse en el articulo 53 reconoce el derecho inherente a la educación y a la cultura, y un poco más adelante en el artículo 55 propone los fines de la educación: “la educación tiene los siguientes fines; lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social; contribuir a la construcción de una sociedad democrática, más prospera, justa y humana; INCULCAR EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS Y LA OBSERVANCIA DE LOS CORRESPONDIENTES DEBERES; COMABATIR TODO ESPIRITU DE INTOLERANCIA Y DE ODIO; CONOCER LA REALIDAD NACIONAL”.

Mucho cuidado, estamos citando la Constitución, no cualquier folletín en clave marxista o izquierdista. Mientras buscamos respuestas por otros lados, a los gravísimos problemas que enfrenta nuestro país, la respuesta la tenemos en este texto el cual  reconoce de manera formal la enseñanza  de los derechos humanos. Ahora bien, las preguntas que nos asaltan inmediatamente son: ¿cuánto de esto se realiza? Y lo que se realiza ¿Cómo se realiza? ¿Con qué calidad o enfoques?

En este orden normativo, la Ley  General de Educación en el articulo 1, nos define: “la educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. En su artículo 2, esta normativa asume los fines de la educación según la Constitución de la República.

En su articulo 3, inciso f la misma Ley señala: “propiciar las relaciones individuales y sociales en equitativo equilibrio entre los derechos y deberes humanos, cultivando las lealtades cívicas, es de la natural relación interfamiliar del ciudadano con la patria y de la persona humana con su cultura”.  

Mirando lo que tenemos hoy por hoy, pareciera que la enseñanza de los derechos humanos y de los correspondientes deberes está prácticamente ausente de nuestros centros escolares y si se da, puede ser algo muy marginal o promovido por un actor externo al centro escolar, no existe una política pública definida sobre esto, en la que se haga una apuesta estratégica sobre este tema, o de igual manera, si se da, no es permanente, ni sistemática esta enseñanza.

A partir  de esta realidad y del marco jurídico de primer orden que regula el derecho a la educación y por ende la enseñanza de los derechos humanos en la educación formal, se puede afirmar que estos recursos no se están usando a favor de una educación integral, en otras palabras existe una subutilización de estos valiosos instrumentos, la escuela esta llamada a convertirse en un laboratorio de la vida cotidiana donde todos los componentes de la comunidad educativa puedan vivir, transpirar, promover, defender estos valores.

Se debe valorar la gran ventaja que representa el hecho que la enseñanza de los derechos humanos esté reconocida, tanto en el marco internacional como en el nacional, de manera especial en la Constitución, como en la Ley General de Educación, estos instrumentos son sumamente claros. Es decir, lo formal está dado, lo que hace falta es dar pasos hacia  lo real, ya que:

 “CON LA EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS EN EL AULA, GANAMOS TODOS”.

En la escuela se reúnen cuatro componentes claves para el fomento de una mejor convivencia comunitaria: en ella se encuentran los padres y madres; los niños, adolescentes y jóvenes; personal docente y los líderes comunitarios.

La escuela es uno de los referentes morales importantes en cualquier pueblo, cantón o caserío del país, los maestros son personas hasta ahora bastante respetadas y apreciadas sin embargo muchas veces no se capitaliza esto en  favor de, o en pro de una enseñanza de los derechos humanos.

¿Cuáles pueden ser, entonces, los pasos que nos encaminen a desarrollar procesos de enseñanza de los derechos humanos?  (y que están a nuestro alcance):

  • En primer lugar, se debe superar la autocensura. Una cosa es que nos censuren y otra muy distinta es que me auto censure. Muchos maestros, se limitan a hacer las cosas porque creen que les pueden llamar la atención si no lo hacen.
  • Convencerse que la enseñanza de los derechos humanos es un mandato, una exigencia constitucional y que al hacerlo estamos cumpliendo con la norma constitucional.
  • Convicción de que los derechos humanos son garantías para que el ser humano pueda desarrollarse con libertad y dignidad.
  • Estudiar los fines de la educación, debatir sobre qué es lo que no se cumple y por qué no se cumple.
  •  Conocer los derechos humanos con un enfoque objetivo, científico, sin sesgo de ningún tipo, asumiendo sus características de integralidad, complementariedad e interdependencia.
  •  Demandar del Ministerio de Educación, que se imparta la enseñanza de los derechos humanos, que se formen profesores en esta materia.
  •  Superar el enfoque academicista o discursivo de los derechos humanos por un enfoque vivencial, cotidiano, relacional, testimonial, vinculando estos valores con todo lo que el ser humano realiza en su vivencia con otros seres humanos.
  •  Asumir un enfoque transversal de los derechos humanos. Muchos de los contenidos en las diferentes materias en especial las ciencias sociales o medio ambiente, se prestan para enfocarlos desde una perspectiva no solo de necesidades humanas sino también  de derechos.
  •  Fortalecer las actividades estudiantiles, tales como: elecciones de directivas de grado, torneos deportivos, o fechas especiales como la independencia y otras, con un enfoque de derechos humanos.

Como se puede ver, los derechos humanos no son malos, no son los causantes de los problemas que hoy tenemos de violencia o delincuencia. Los derechos humanos están ahí reconocidos por la ley primaria y con el imperativo que estos deben ser enseñados con una pedagogía especial donde el énfasis no este puesto en la teoría sino en la vivencia, en el ejemplo que hay que dar de estos valores fundamentales, otra pedagogía podría resultar contraproducente.

El desafío que nos queda es el de usar el soporte constitucional en esta materia para construir algo diferente, que nos permita ya no solo soñar con una país diferente sino trabajar para alcanzarlo, la enseñanza de los derechos humanos nos puede dar esa oportunidad.  



[1] Derechos y Deberes de la Persona Humana, Doctor Florentín Meléndez, 2007.

2 comentarios

Rolando Balmore Pacheco -

Estimada Ana María:

La felicito por su artículo, muy bueno. Presenta un estilo coloquial y ameno que estimula la lectura. La frase inicial también invita a la reflexión.

Coincido con usted en que la clave en la enseñanza de los valores y los derechos humanos, mas que ser un asunto de prescripción en el currículo oficial, es un asunto de "convivencia", como usted lo indica deben vivirse y transpirarse en la sociedad, en la escuela y en la familia.

Hay un artículo que escribí sobre la discusión que se generó hace algunos meses relacionada a la lectura de la Biblia, el cual puede consultarse en: http://rbpacheco.blogia.com/2010/101207-lectura-de-la-biblia-en-las-escuelas-ingenuidad-o-politiqueria-.php

También observo un buen nivel de propuesta en el artículo por parte de la autora.

Ojalá siga escribiendo y haciendo de este espacio un medio de discusión de ideas pedagógicas.

Adelante.